Desde mucho antes de la conquista por parte de los españoles, el boldo (peumus boldus) ya era una planta endémica y particular en la zona centro – sur de Chile. Se estima que fue una de las plantas medicinales más usadas por los mapuches para así tratar variadas enfermedades. Una especie propia del cono sur, y que en el caso de nuestro país puede crecer en diversas condiciones entre las provincias de Limarí y Osorno, aunque con una gran presencia dentro de la Provincia de Curicó.
Se trata de un arbusto de no más de 20 metros de altura. Es considerada como la especia nacional más difundida a nivel mundial, con un uso especializado para fines medicinales gracias a sus particulares y diferentes propiedades que lo hacen sumamente único. Sus hojas suelen ser verdes, con un tono de 3 a 7 cms de largo y 1 a 5 de ancho. El Ministerio de Salud de Chile describe a sus flores como «de 5-10 mm de diámetro. Fruto en drupa desnuda en el fondo del perigonio caduco, 5-7 mm de largo, carnoso, comestible y muy dulce cuando está maduro».
Muy conocido, pero poco explorado quizás. La pregunta es: ¿Qué propiedades tiene? ¿Cómo aplicarlas para asuntos medicinales u otros?
PROPIEDADES DEL BOLDO
Seguramente dentro de los usos más llamativos del boldo esté algo externo. Por ejemplo, para tratar dolores reumáticos y neurálgicos. A la vez, mejora la mala pigmentación de la piel. Una infusión que puede ser usada en baños y cataplasmas, con efectos calmantes, antiinflamatorios, o emolientes. Sin embargo, dentro de las propiedades más significativas está el poder reducir los niveles del colesterol. Puede ayudar a eliminar grasas del organismo, y muy recomendable para quienes padecen e cirrosis o hígado graso.
Quizás es el mejor amigo de quienes buscan mejorar su hígado. Está dentro de las recetas herbolarias ideales para tratar los problemas en la vesícula, pues contiene un alcaloide como la boldina, que posee propiedades beneficiosas y que estimula el funcionamiento de la propia vesícula biliar.
El peor enemigo de las molestias gastrointestinales. Ayuda a disolver digestiones difíciles de tipo crónico, e incluso puedes recurrir a él como un laxante suave. Su infusión es ideal con 1 cucharada para 1 litro de agua hirviendo, bebiendo así 1 taza durante 3 veces al día.
Adicionalmente, podemos encontrar en él propiedades diurétricas, actuando como un actor protagonista a la hora de optar por una dieta para bajar de peso. Si lo acompañas por una dieta sana y equilibrada, reduce y evita la acumulación o retención de líquidos
CONTRAINDICACIONES
Ten precaución. No está recomendado su uso durante el embarazo, o en niños y niñas menores de 10 años de edad. Se estima que el usarlo por largos períodos de tiempo podría traer una que otra contraindicación en el organismo, por lo que es mejor evitar su consumo continuo por más de 1 mes. Su uso en pacientes con cálculos renales debe ser solo bajo vigilancia médica.
El boldo puede actuar como un auxiliar sintomático, no reemplazando lo indicado por un médico en un tratamiento para una enfermedad.
¿CÓMO TOMARLO?
La manera más frecuente y tradicional es mediante infusiones. Se prepara de la misma forma que otras infusiones secas. Una proporción adecuada puede ser una cucharada pequeña por cada taza de agua, añadiendo el agua hervida sobre la hierba, tapándola, y dejando reposar por unos 10 o 15 minutos. Luego se cuela y queda completamente lista para beber. Y si el sabor no te deja contento/a, un poco de miel quizás lo hará.
¿Qué tal un simple té de boldo? Un par de cucharadas de sus hojas secas se infusionan en el agua. Una olla en el fuego con un litro de agua en el interior, y justo antes de que esta empiece a hervir, agregamos las hojas secas del boldo para dejar hervir por unos 3 minutos adicionales. Posteriormente, apagamos el fuego, y cubrimos la olla con la tapa o un pañito de cocina. Finalmente, un reposo por unos dos o tres minutos, colamos, y quedará listo para beber.
PLÁNTALO EN TU HOGAR
Para plantarlo en una maceta en tu hogar, prefiere hacerlo en tiempos cálidos como el verano. Solo consigue una buena semillera, forma un hoyito con tu dedo, sin olvidar también el uso del fungicida. Prioriza el agua y sol, aunque se requiere luz solar constante. Eso sí, al inicio cuida que no reciba los rayos directos, a pesar de que debe tener un ambiente cálido. En 2 a 4 semanas la planta comenzará a germinar, y cuando sea así deberás trasplantar a una maceta, cuidando de no remover la tierra que tiene pegada a sus raíces. Su suelo es ligeramente ácido y se recomienda que de forma regular se agregue abono orgánico para que la planta tenga más nutrientes.